lunes, 10 de agosto de 2009

Betis 4-Zaragoza 2 (pretemporada, Trofeo Colombino)

La paradoja del entrenador: Marcelino versus Marcelino.

Navega Marcelino por un mar de dudas e inseguridades. Si él pide defensas le ofrecen medios, si pide medios, delanteros y así hasta el final de las posibilidades que arroja esta espiral vacía de sentido. Cuando le ofrecen defensas Marcelino no los quiere porque no los “conoce” y los que “conoce” no se los ofrecen, probablemente porque no pueden pagarlos o no quieren hacerlo. Es la paradoja del entrenador que, como la del investigador, hace que todo cuanto suceda sea susceptible de ser interpretado. Y esto nos plantea tres posibilidades (al menos): a) Que nadie viera el horroroso partido Betis-Zaragoza del colombino en el que jugamos sin defensa (repito, sin defensa: Ramiro, Ayala, Pavón y Pablo de Barros; Ramiro superado por las circunstancias, Ayala con sus años y su velocidad, Pavón con su calidad y sus certeros movimientos y Pablo de Barros, diestro, muy diestro, jugando por la izquierda y de lateral –por otra parte de lo que se le fichó a juzgar por los informes que traía Pedro Herrera bajo el brazo-); b) que Agapito se pase las palabras de Marcelino por donde quiera, y si él pide un defensa concreto Agapito quiera traer un delantero “ilusionante” (y es verdad que la primera es exigente y quizá necesitemos un delantero de referencia, nadie lo descarta); c) Que Marcelino se equivoque diciendo “no” a jugadores que no conoce (¿no es demasiado “marcelinocéntrico” este entrenador? ¿Hidalgo no fue una petición suya? ¿Pablo Amo es mejor fichaje que algunos de los que le han sugerido? ¿José Enrique –pedazo de lateral- es peor que Canella?).
La paradoja se extiende y nos deja a los aficionados algo más lejos del equipo porque no entendemos nada. Nada. Si alguien decidiera decirnos lo que pasa, todo sería más fácil, incluso ser del Zaragoza.

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