domingo, 8 de febrero de 2009

Un beso en el escudo: Real Sociedad 1- Real Zaragoza 1

El día de ayer trajo felicidad a los necesitados, un día de esos en los que un seguidor de su equipo es feliz (salvo si eres de la Real Sociedad). En San Sebastián el Zaragoza hizo un partido lleno de lucha, de orgullo, un beso en el escudo zaragocista que los aficionados reclamaban desde hace tiempo. Mereció ganar el partido el equipo blanquillo, de largo. Pero la vida a veces, como el fútbol, o viceversa, no es justa. Bravo se disfrazó de superhéroe donostiarra y paró todo lo que se puede parar, y eso unido al cerrojazo que Lillo organizó (quién lo iba a decir) dejó para el final sólo una parte del fruto que el Zaragoza debió recoger.

En lo meramente terrenal, Zapater y Generelo lucharon, Goni y Pulido son una pareja en la que creer, Chus Herrero y Paredes volvieron a dejar claro que no pueden jugar en este equipo, Jorge López pide a gritos el banquillo, Songo'o hizo el mejor partdo como zaragocista, Ewer y Arizmendi lucharon y lo dieron todo y el portero paró lo que tenía que parar (y su mano cerca anduvo del balón de ese tanque con pies de seda que es Abreu). Luego llegó lo que tenía que llegar: salió Herrera y la lió. Así, sin más. Cogió el balón miró al frente y dibujó la jugada perfecta para que Braulio (bien) llegara delante del portero e hiciera el resto después de que el superhéroe tocara el balón con la punta de los guantes.

Mil kilómetros al sur (o algo más), Oliveira se besaba el escudo unas cincuenta veces al meter el segundo gol del Betis ante un Sevilla que no se reconoce sin "O fabuloso".

Todos felices ayer, todos creyendo en su equipo. La verdad es que yo necesitaba un sábado de estos.

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